Carta a mamá (Día de la Madre)


Te escogí a ti, mamá, para  llegar a tu vida, la gran responsabilidad, tu hijo, la vida que provenía de tu vida, tu obligación, tu amor. Llegué yo, cargado de ilusiones, pero cargado de necesidades, de quejas, de llantos. Ávido de tener a alguien que iluminara mi vida y guiara mi camino, loco por recibir tus besos y tus brazos.
Sé que, desde que nací, has intentado hacer las cosas bien, o muy bien. El miedo a fallar, el miedo a equivocarte, el miedo a dejar de hacer cosas importantes o a hacer cosas que pudieran dañarme te han hecho estar muy pendiente.

Porque cuando una es madre lo mejor que puede ofrecer no son juguetes, ni regalos, ni la mejor ropa, sino su cariño, su tiempo y su amor. ¿Que por qué digo esto, mamá? Pues porque quiero que sepas que el día que no estés, el día que me faltes, el día que te vayas, tu legado permanecerá en mí para siempre. Tus palabras, tus besos, tus caricias, tu cariño... y tus imperfecciones. Todo ello quedará en mí, en mi aprendizaje, en mi vida, en mi manera de ser, y yo lo transmitiré también a mis hijos para que, en cierto modo, cada nueva generación sea un poco de quien tú eres.

Ya, lo sé. Ahora mismo te estarás diciendo que no eres nadie en especial, sino simplemente una mamá que trata de hacerlo lo mejor posible y que se equivoca más de lo que desearía. Sé que lo sientes así, pero puedes estar tranquila: eso mismo es lo que piensan todas las madres, porque sois tan responsables, dais tanto por nosotros, vuestros hijos, que siempre pensáis que podríais dar un poco más, o que podríais hacerlo mejor.

 Quítate esa presión, mamá, porque para ser una madre perfecta deberías ser una mujer perfecta, y esa mujer no existe. Además, tendrías que tener un hijo perfecto, y yo no lo soy, porque los niños no venimos a hacer lo que nuestros padres quieren, sino a ser libres, a hacer lo que queremos y necesitamos.

Pero aún así, te doy las gracias porque cada vez que te equivocas yo me doy cuenta de que, cuando me equivoque, que lo haré, seré tan humano como tú. Porque cada vez que me pidas perdón, yo estaré aprendiendo a pedir perdón. Cada vez que te haga sentir mal, cuando me enfade, verás que hay algo que te estoy pidiendo y no alcanzas a entender, y lucharás por encontrar el modo de volver a estar los dos en sintonía.

 Además, sé que lo intentas, que tratas siempre de hacerlo mejor y que luchas por pasar más tiempo conmigo, y eso me hace sentir muy querido y, a la vez, me hace quererte mucho.

Siendo como eres, con el cariño con que me tratas, con el amor con que me hablas y con el respeto con que tomas tus decisiones eres mi madre imperfecta perfecta.

Así que no cambies, sigue tratándome así y sigue acompañándome en este camino. De momento, cuando abro mi mochila, veo dedicación y cariño. Y si en algo crees que puedes mejorar, adelante. Todo lo que crezcas como persona será todo lo que yo me lleve conmigo.








































Sin más, me despido no sin antes decirte que TE QUIERO, así, con mayúsculas.

                ¡¡ FELIZ DÍA DE LA MADRE !!




Con la complicidad de los papás, los niños han podido realizar el regalito a las mamás para este día ¡Gracias Papás!





3 comentarios: